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“Hay una intención del gobierno de impedir la participación de los pueblos indígenas”: entrevista con Marcos Ramírez

23-04-2017 by María N. Domínguez

Los procesos de aprendizaje sobre los acuerdos de Paz en Latinoamérica tuvieron una jornada de reflexión el pasado marzo en Amsterdam, cuando la defensora de los Derechos Humanos (DDHH) en Colombia Berenice Celeita y el representante de la comunidad La Primavera del Ixcán (CPR) Marcos Ramírez de Guatemala intercambiaron experiencias en el “Tour por los procesos de paz”, organizado por Brigadas Internacionales de Paz (PBI).

Dos países en busca de la Paz con diversidad de referentes y en diferentes etapas tuvieron una retroalimentación sobre los procesos que viven en la actualidad cada uno de sus Estados. Mientras Colombia inicia las negociaciones con el grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), después de firmar la Paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombia (FARC), en Guatemala pasaron ya 20 años desde la firma de los acuerdos de Paz con la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). 

La muerte de los padres y el hermano de Ramírez en la Masacre del Ixcán en 1983 en Guatemala es una de las motivaciones que acompañan su lucha y para él  la Paz firmada hace dos décadas no puede tomarse como referente.

Se creía que con los acuerdos suscritos se iba a solventar las necesidades de la población, por ejemplo en el tema de tierra, que es uno de los problemas más serios que se enfrenta en Guatemala. La población aún está reclamando, porque no se ha distribuido la tierra para quienes la necesitan. Mas bien siguen los grandes acaparando muchas  extensiones de tierra y siguen desalojando para ocupar esas tierras con proyectos muy grandes, por ejemplo con represas hidroeléctricas, mineras, (plantaciones) palmeras y cañeras. Y todo eso está afectando a la población.”

En 1996, Ramírez participó en la elaboración de las propuestas y acuerdos a discutir y firmar en la mesa de negociaciones por la paz, además fue alcalde del Municipio de Ixcán (2000 – 2008) y en la actualidad es representante de la Comunidad Primavera del Ixcán, colectividad integrada por personas y familias sobrevivientes de masacres y persecuciones.

La Comunidad Primavera esta constituída por sobrevivientes del conflicto armado en Guatemala, quienes debido a la destrucción de sus hogares, sus cultivos y el robo de todos sus bienes se refugiaron en las montañas del Ixcán.

Pese al buen trabajo y  recomendaciones que se dieron durante las negociaciones de los Acuerdos de Paz, su implementación quedó en manos de un gobierno que no cumple con las condiciones establecidas, especialmente aquellas referidas a las devoluciones de tierras.

 “Actualmente el gobierno sigue concesionando proyectos grandes a grandes empresas transnacionales y haciendo inversiones en proyectos que afectan a las comunidades.”

Otras áreas donde se incumple los acuerdos de parte del gobierno es en la educación y la salud. Las condiciones e infraestructura que debieran ser proporcionadas por el gobierno son escasas y deficientes, limitando de manera extrema las posibilidades de personas de escasos recursos para hacer uso de servicios de salud o educación en las comunidades originalmente afectadas por la violencia.

Otro aspecto importante que los acuerdos contemplaban es el de garantizar el reconocimiento de las comunidades indígenas, su participación y representación en la sociedad Guatemalteca donde representan el 60% de la población. Sin embargo, según Ramírez, el gobierno actual busca impedir la participación de los pueblos indígenas.

El gobierno quiere ir eliminando artículos de la ley que dicen que debemos ser consultados antes de que cualquier proyecto se implemente en nuestras regiones. Como han visto que ya se han realizado más de 105 consultas populares en Guatemala, quieren ir eliminando estos artículos.”

Sobre el contexto en el que se firmaron los acuerdos de Paz en 1996, Ramírez sostiene que durante las negociaciones, la guerrilla (URNG) confió en las palabras del entonces presidente Álvaro Arzú, valiéndose de muy pocos mecanismos que garanticen la implementación de las condiciones demandadas por ellos. Poco después de la firma de los acuerdos de paz, el mismo presidente Arzú empezó a implementar proyectos empresariales y extractivistas de gran magnitud, incumpliendo de esa manera con las condiciones relacionadas a la devolución de tierras a los grupos afectados durante el periodo de violencia y esta vez libre de los impedimentos de una fuerza guerrillera.

 “El falso ofrecimiento que hacen, por ejemplo si es una represa hidroeléctrica, es decir les vamos a construir escuelas, viviendas, vamos a darles tierras, energía gratis. Todito muy bonito pero vamos a ver a las comunidades. Por ejemplo donde esta construida la represa Chixoy (de hace 35 años), donde entró una represa hidroeléctrica en Pueblo Viejo, en San Juan Cotzal Quiché, esas comunidades no tienen ni tendido eléctrico.”

Sobre el rol de la comunidad internacional Ramírez explica que es indispensable que organizaciones gubernamentales y no gubernamentales se mantengan en  Guatemala. Además indicó que es indispensable seguir fiscalizando las inversiones públicas y privadas, nacionales e internacionales, para así impedir que una vez más terminen en desalojos forzados de comunidades.

Incidir, en lo posible, en que las empresas europeas no vayan allá a violar los DDHH. Dicen que sí, que hay coordinaciones con algunas empresas, y estas están coordinando con grupos en Guatemala, como con los azucareros. Pero en Guatemala los grupos azucareros son los que mas están violando los DDHH, un caso es Polochic.”

El recuerdo de su familia es la fuerza que inspira la lucha de Ramirez, según explica:

 “Es algo que no se me puede olvidar. Se puede curar la herida, se puede sanar pero la cicatriz no se quita.”

Con voz pausada recuerda que fueron años muy difíciles cuando tuvieron que refugiarse en la montaña. Pero la batalla aun no ha terminado.

“Pienso que como todo ser humano merecemos vivir con dignidad, con un pedazo de tierra que trabajar, una vivienda, con salud y con educación. Si queremos el desarrollo tiene que haber esto y si no es así, esa es la razón para seguir luchando. No sólo yo, somos muchos los que seguimos luchando.”

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