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Ensemble Moxos: Barroco de Bolivia

Barroco, un termino mayormente asociado con iglesias de complicada arquitectura, palacios, trajes estilo Maria Antoinette, pelucas y decadencia. Como música evoca algo pomposo, con una abundancia de violas de distintos tamaños o dramáticos solos de piano. Música barroca originaria de Latinoamérica muy difícilmente encaja en esta descripción.

En el noreste de Bolivia, en los llanos orientales que colindan con los desbordes amazónicos, se encuentra San Ignacio de Moxos, un pequeño pueblo como cualquier otro de la región; una plaza principal como núcleo, donde se erige su iglesia; típica Jesuita, simple, sostenida por robustos pilares de Madera torneada oscura, coloreada en una infinidad de tonos de ocres y terracotas. En torno a ella se encuentran coloridas casitas coloniales, de esas con corredores hacia la calle para proteger a los transeúntes del calor abrasador de la región. Éste, conjuntamente con algunos otros pueblos en esta región es el escenario en que se origina y forma la tradición de la música barroca jesuitica Boliviana.

A mediados del siglo XVII congregaciones jesuitas provenientes de distintos lugares de Europa, obstinados mensajeros de su Dios, se aventuraron a un mundo hasta entonces poco explorado [si acaso incidentalmente por una que otra delegación de obsesionados colonos españoles en su inútil búsqueda de tierras prometidas a la El Dorado] en lo que llamaron sus Misiones, con la intención de ganar las almas de los “pobres salvajes ” . Para poder acercarse a ellos y en nombre de Dios enderezar sus vidas, los Jesuitas se sirvieron de la música. Inicialmente con partituras e instrumentos traídos desde Europa, pero a medida que se producía un acercamiento y los pobladores tomaban interés, con la incursión paulatina de instrumentos y partituras originarias del lugar. De esta forma se inicia un experimento cultural de fusión entre ambos mundos, con San Ignacio de Moxos como uno de sus epicentros. Décadas mas tarde, toda forma de influencia y autonomía anteriormente concedida a las congregaciones jesuitas en la región, pasa por orden real a manos de colonizadores españoles, quienes a su paso borran toda prueba de intercambio entre los pueblos originarios y los jesuitas. Su legado queda perdido hasta los años noventa del siglo XX, cuando algunos vestigios de dicho intercambio son rescatados.

Foto: Maarten Ros

Foto: Maarten Ros

Un par siglos mas tarde, en una fría tarde del noviembre Europeo, el Ensamble Moxos, uno de los representantes mas reconocidos de la música barroca latinoamericana, se encuentra por quinto año de gira en Europa. La pianista y dirigente del ensamble, Raquel Maldonado, conversa con conSentido acerca de los orígenes de su música, de romper esquemas y de la lucha de músicos con amor a lo que hacen y pocos recursos para realizarlo: “Desde que (en la última década del pasado siglo) se encontraron algunas de las partituras y documentación histórica del periodo jesuitico, se ha ido trabajando no solo rescatar la documentación prueba de dicho intercambio cultural, sino también, y por sobretodo, de devolver a las poblaciones de la región esta su tradición musical barroca y originaria -ambas a la vez. Para lograr este propósito han trabajando conjuntamente muchas iniciativas de apoyo nacionales e internacionales. Ensamble Moxos es producto dicho proceso de rescate y reivindicación musical.”

Ensamble Moxos es reconocido a nivel mundial y en su camino va sorprendiendo y combatiendo estereotipos: “Somos un ensamble de música barroca con características y nivel comparable a cualquier otro. Pero al mismo tiempo tocamos una música única, de un tiempo y lugar de encuentro único, con instrumentos únicos. Esto nos hace especiales y rompe esquemas; la gente espera, charangos, zampoñas, porque esta acostumbrada a asociar Bolivia con los sonidos y ritmos de la región andina; El Ensamble Moxos muestra una Bolivia totalmente diferente. Pero los estereotipos no solo se combaten en torno a los colores de sus vestimentas ni a los ritmos de su música: “nos ha pasado que antes de un concierto nuestros anfitriones se mostraron algo recelosos, como desconfiando de si estaban tratando con una orquesta musical que supiese comportarse en un escenario (teatros, salas de conciertos y altares de iglesias) y frente a un público de su altura. Les hemos podido mostrar que no por venir de Bolivia dejamos de ser no solo músicos con una formación musical a alto nivel, sino también personas con una formación integral, que hemos conocido nuestra parte del mundo y conocemos nuestro rol como cualquier otra músico/persona en nuestra situación. Muchas veces después de los conciertos se nos han disculpado por dicho trato”.

Foto: Maarten Ros

Foto: Maarten Ros

Mas allá de ser una conformación musical, Ensamble Moxos es parte de un proyecto integral que se concentra en el rescate de la cultura y formación musical de las nuevas generaciones en San Ignacio, para de esa forma garantizar la preservación de su legado cultural: “Hoy en día tenemos una escuela musical en la que formamos a las nuevas generaciones gratuitamente”. A la pregunta cómo se las arreglan para financiar un proyecto tan noble pero ambicioso; como financiar infraestructura, maestros, instrumentos, mantenimiento? Raquel responde con una sonrisa que ella se hace la misma pregunta a diario: “inicialmente se recibía mucha ayuda del exterior, principalmente España, pero debido a la crisis en Europa, este tipo de colaboración ha ido disminuyendo cada vez mas. Hoy en día gran parte de los gastos de la escuela de música y el ensamble son financiados con recursos propios , giras y cd’s propios”. Y apoyo nacional? “Hemos tenido que trabajar duro por el reconocimiento a nivel nacional. Actualmente hemos sido declarados patrimonio cultural, somos una academia musical reconocida a nivel nacional y recibimos mucho apoyo del ministerio de culturas, quien por ejemplo es co-financiador de esta gira.”

Mientras llenos de expectativas contemplamos el escenario donde en cualquier momento se iniciará el concierto, el Ensamble nos toma por sorpresa ingresando a la sala por la parte trasera, con una danza típica de San Ignacio la cual con su alegre música y vestimentas llena por completo el ambiente. El concierto presenta una impresionante selección de melodías con elementos tanto barroco como originarios de San Ignacio y otros asentamientos misionarios. La sorpresa del publico es clara, pocos se esperaban un concierto de esta magnitud y a este nivel. El espectáculo cierra con una dramatización cantada de la expulsión de los Jesuitas de San Ignacio de Moxos, y simultanea y violenta llegada de los españoles. El Ensamble Moxos es despedido con una prolongada ovación de un público claramente emocionado. Noviembre ha pasado, y Ensamble Moxos esta de regreso en Bolivia, pero en los que fuimos participes de los conciertos de Amsterdam, La Haya y Nijmegen, el armonioso contraste de su música resuena.

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