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El viento rompe las calles de Oruro

18-02-2013 by Maria Jose Ferrel
Foto: Rodrigo Urzagasti

El Anata andino es la entrada de los pueblos originarios y fue el deleite del público que se dio cita en las calles del centro orureño.

Desde tempranas horas de la mañana, las calles más céntricas de la ciudad del pagador se vieron inundadas por el sonido de la quena, sonido que anticipaba no solamente la hermosura del viento sino que también se abrían paso entre la gente las comunidades que conmovían al público con su vestimenta, movimiento, instrumentos y decoración. Así se muestra la entrada del anata andino 2013 como lo más intimo de la cultura boliviana, antesala al Carnaval de Oruro.

 

Foto: Rodrigo Urzagasti

Foto: Rodrigo
Urzagasti

 

Foto: Rodrigo Urzagasti

Foto: Rodrigo
Urzagasti

 

El anata andino es la entrada de los pueblos originarios donde las 16 provincias del departamento de Oruro presentan su gran diversidad y colorido. Ya se puede observar la llegada de gente del extranjero como también residentes orureños que vuelven a su terruño siempre para estas fechas. Se pudo apreciar el cuerpo diplomático en general acreditado en el país compartiendo el palco con el Presidente Evo Morales y otras autoridades nacionales. Las distintas comunidades que pasaban hacían bailar a todo el palco que solamente paró para almorzar en la gobernación.

 

Foto: Rodrigo Urzagasti

Foto: Rodrigo
Urzagasti

 

El sentimiento y fuerza que representa esta entrada del Anata es digna a resaltar porque a diferencia de la entrada folcklorica del carnaval del próximo sábado, que es una expresión totalmente mestiza (ya que tiene bronces, trompetas, trombones y tubas que vienen de Europa además de platos, cajas y otro tipo de instrumentos que se utilizan en bandas sinfónicas), en la entrada originaria se pueden escuchar instrumentos de viento como ser sicus, quenas y principalmente tarcas de mohoceños. Además tocan otras percusiones como ser cuankaras y bombos. El recorrido de las comunidades termina en el Socavón pero ellos no entran a la iglesia, se quedan afuera donde se reúnen y comparten diferentes rituales dependiendo sus comunidades. La nostalgia del viento del ande se queda impregnada hasta el sábado cuando a punta de platillos la ciudad vibre con una nueva fiesta.

 

Foto: Rodrigo Urzagasti

Foto: Rodrigo
Urzagasti

 

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