Latin America Magazine.
 

Completando el rompecabezas venezolano

02-11-2015 by Mariana Abi-Saab

 

Terminando el trabajo de campo en Caracas, yo estaba casi cerrando maletas con un sentimiento de misión cumplida. Ya había hecho mis entrevistas, registrado mis observaciones, tenía mínimamente organizadas mis anotaciones de campo y sentía que había conseguido algún grado de comprensión sobre el contexto venezolano y la forma en que éste es vivido por sus habitantes. Pero la Venezuela actual es tan irreverente y volátil que cuando uno cree haberla descifrado, ella se sacude y se burla dejándonos nuevamente raja tabla.

A casi tres meses de trabajo de campo y muchos otros meses de investigación, escribí esta anotación (fieldnote) bajo el sentimiento de no tener idea de lo que sucedía a mi alrededor y la necesidad de poner nuevamente los pies sobre la tierra en relación a la complejidad que implica comprender el contexto político venezolano actual. La declaración del gobierno venezolano de estado de excepción y cierre parcial de la frontera con Colombia a finales de agosto de este año, coincidió con la fase final de mi trabajo de campo en Caracas, como parte de mi maestría en Antropología.

Durante los tres meses previos de mi estancia, yo había visto el desenlace (o no) de varios eventos importantes en el país: vi la campaña del gobierno para las elecciones primarias de la Asamblea Nacional; vi una controversia diplomática seria debido a disputas fronterizas con otro país vecino. Guyana, y la campaña por todos los medios de comunicación para crear conciencia sobre este problema en la población #ElEzequiboEsNuestro; vi una comisión internacional impedida de visitar a Leopoldo López[i] y el repudio del gobierno sobre esta visita; vi las críticas que recibió la Mesa de la Unidad Democrática (MUD, coalición de partidos de la oposición) por la falta de representación femenina entre sus candidatos para la Asamblea Nacional; vi todos los procedimientos que el gobierno trató de poner en práctica con el fin de combatir los problemas de escasez de productos y alimentos básicos; y pare usted de contar…

Yo diría que es un error pensar que los acontecimientos en Venezuela cambian rápidamente. Esto podría traer una idea de que los mismos son rápidamente enfrentados, luego superados, y de que las lecciones son aprendidas. Mi percepción es que los eventos en Venezuela están constantemente siendo acumulados, amontonados unos sobre otros, sin tener una clausura apropiada. Es abrumadora la facilidad con la que las nuevas coyunturas toman la escena principal, bien como la forma en que muchos eventos importantes, incluso urgentes, surgen constantemente sin que puedan ser digeridos.

Una vez dicho esto, cabe agregar que la siguiente tentativa de compartir algunas reflexiones y experiencias de lo observado durante mi trabajo de campo en Venezuela, no es más que una pequeña ventana a un mundo enorme. Nada sustituye la cantidad de información recibida en un día normal en Caracas caminando por sus calles, tomando la camionetica o el metro, hablando con gente desconocida o simplemente escuchando las conversaciones de otras personas. Nada sustituye cuando la gente en Venezuela habla por sí misma.

La vida cotidiana de los venezolanos puede ser muy ruda. Actualmente existen dos coyunturas económicas que afecta a los ciudadanos, independientemente de su tendencia política (aquellos que apoyan al gobierno o aquellos de la oposición) y/o clase social. Las mismas discusiones cotidianas sobre cómo conseguir los alimentos básicos o sobre los precios exorbitantes de los productos en general, pueden oírse en ambos polos políticos y en todas las camadas de la sociedad. Dichas coyunturas son: la escasez de productos y alimentos esenciales (como productos de higiene personal, arroz, leche, carnes, harinas, aceite, entre otros); y la inflación de precios. Debido a la escasez de productos de primera necesidad es constante la existencia de largas colas fuera de los supermercados (públicos o privados), las cuales se extienden incluso varias cuadras y en las que las personas pasan muchas horas al día. Algunas de ellas están tratando de adquirir lo necesario; otras han usado tal situación para beneficiarse. Estos últimos son personas que están dedicando todo su tiempo a hacer (y crear) colas, comprar lo que encuentran y revenderlo a precios considerablemente más altos. Los llaman bachaqueros, en referencia a la idea de que los bachacos (forma venezolana de decir insectos) cargan grandes pesos de alimento sobre sus espaldas. Tamaña situación afecta lo más inherente de la vida cotidiana del venezolano. Personalmente pude observar de cerca cómo hace que la gente no sólo gaste gran parte de su tiempo, sino también de su energía y pensamiento.

 

Ante esta situación, el gobierno ha puesto en marcha restricciones al consumo de artículos de primera necesidad. Pero, ¿cómo es eso en la práctica? Primero listemos tales restricciones: racionalización de la cantidad máxima de productos que se pueden comprar por persona; determinación de dos días a la semana en que es posible adquirir dichos productos dependiendo del final del número de cédula (identidad); implementación de tecnología biométrica a la hora de comprar; ilegalización del bachaqueo (quien sea encontrado revendiendo productos puede ir preso); eliminación de la regla del terminal de cédula, para después de una semana retomarla; prohibición de hacer la cola antes de los lugares de venta estar abiertos (esto porque no es raro ver gente durmiendo frente a los supermercados, “haciendo cola”, desde la noche anterior). En resumen, en el caso de que el producto escaso que necesitas esté en el supermercado, sólo podrías comprarlo si “es tu día” (te corresponde comprar dependiendo del último número de tu identidad) y si lo es, sólo podrías adquirir un número restringido de éste, no pudiendo comprar más en ningún otro supermercado porque a partir de tu huella dactilar ya está en el sistema lo que has adquirido. Se ha vuelto normal que la gente cuando ve a alguien con un bolsa de supermercado, lo aborde para preguntarle qué compró y dónde. Otra opción es comprarle a un bachaquero a un precio mucho más alto, lo cual no es difícil porque todos conoces alguien que esté revendiendo y cuidado y si no todos tienen alguien en su familia que sea bachaquero[ii].

En relación a la inflación, es importante decir que no todos los productos han tenido aumento de precios. Hay algunos productos que han sido regulados y otros subsidiados (como los productos de primera necesidad) por el gobierno y por lo general son extremadamente baratos, pero al mismo tiempo son exactamente estos los productos más vulnerables a la escasez actual. El resto de los productos, en su mayoría, presentan precios casi surrealistas, especialmente si son importados (un kilo de manzanas o peras puede valer a cambio oficial más de cien dólares americanos). Venezuela ha sido ya nombrada por algunos especialistas como el país con la mayor inflación del mundo y como el país más caro del mundo[iii].

Las explicaciones de por qué está ocurriendo esto, dependen de la opinión política de a quién se le pregunte. La oposición llama esta situación de “crisis económica”, alertando un inminente colapso; mientras que el gobierno la llama de “guerra económica” alertando a acciones conspiratorias en su contra. Según la opinión de la oposición, la escasez es consecuencia de las medidas económicas implementadas por el gobierno, especialmente el control de cambio de divisas en marcha desde 2003 y la regulación de los precios. Estas medidas han afectado la cadena de producción de muchos productos. Igualmente, acusan al gobierno de ineficiencia, despilfarro y mala gestión de los recursos. Por otra parte, para un oficialista la situación económica es resultado de las industrias privadas, empresarios y especuladores que intentan crear inestabilidad en el país al no ofrecer los productos que tienen y tratar de promover el descontento en la población[iv]

 

La violencia urbana es otro tema que corroe el cotidiano de los venezolanos. Para algunas personas (de la clase alta, no necesariamente políticos ni influyentes) la discusión está en si se blinda el carro o no. Para otros (principalmente muchachos – sin hijos – entre 18 y 35 años – de clase alta y media-alta) la discusión está en salir armado o no. Para la mayoría (de la clase media) la discusión está entre salir por un rato esta noche o si es mejor quedarse tranquilito en la casa después de que se meta el sol. Para la mayoría de la mayoría (clase media pa’bajo) no hay opciones: toca un transporte público en mal estado y una ciudad que muerde, en la que todo el mundo te dice “si te toca, te toca”.

La Venezuela de hoy es un país acelerado, en el qe se viven muchas vidas en un día común. La política ha invadido gran parte de los espacios privados e íntimos de los ciudadanos (de eso se trata mi proyecto de investigación actual), y parece como que la gente está cargada, cansada, frustrada. Todo esto es cierto, pero sería simplista quedarnos ahí. La coyuntura que les he descrito es sólo mitad del camino, es sólo una de las caras de la moneda, aquella que se puede encontrar en muchas otras fuentes de noticias. Pero la verdadera complejidad también está en que no necesariamente los venezolanos han dejado de disfrutar la vida debido a la situación en el país. El venezolano sigue siendo extremadamente espontáneo y gozador; sigue comiendo bien en casa o en restaurantes (porque escasez no es sinónimo de hambre); sigue saliendo a bailar y a jugar dominó y, al hacerlo, se lo disfruta al máximo; sigue teniendo encuentros familiares o amistosos de calidad; sigue bendecido por atardeceres que quitan el aliento y una luz primaveral todos los días del año; sigue usando el humor como mejor forma de defensa. El desafío está, parece, (tanto para el observador como para el observado) en permitirse ver más allá y reconocer también alegrías cotidianas. Esto es lo verdaderamente escaso hoy al hablar de Venezuela. Y aunque a primera vista pueda parecer antagónico o contradictorio, mi invitación esa mirar con más detenimiento y a escuchar con más atención para descubrir todas las piezas de este complejo rompecabezas.

 El cierre parcial de la frontera con Colombia sigue siendo un acontecimiento incomprensible para mí. Incluso después de haber escuchado tantas perspectivas y opiniones durante mi trabajo de campo, no consigo visualizar si el gobierno realmente ha podido justificar tales  medidas frente a los ojos de quienes lo apoyan. No tuve tiempo suficiente para preguntarles a los participantes de mi estudio sus opiniones sobre el estado de excepción, las casas marcadas para ser demolidas y las familias divididas por la deportación de sus miembros. Un par de días después, un nuevo evento tomó la atención de todos los venezolanos: Leopoldo López, encarcelado desde comienzos de 2014 por haber liderado protestas contra el gobierno, fue condenado a casi 14 años de prisión. Se abre así otro capítulo de acontecimientos en Venezuela, levantando un nuevo conjunto de  incertidumbres y preguntas, que ojalá de esta vez puedan ser propiamente analizadas y respondidas.

Sugerencias sobre la actualidad venezolana y experiencias de trabajo de campo: www.venezuelamiquerencia.com

[i] Leopoldo López es líder y fundador del partido de oposición Voluntad Popular. López fue encarcelado a comienzos de 2014 por haber participado en las protestas contra el gobierno, que desencadenaron una onda de violencia y paralizaron parte del país.

[ii] Recomiendo el siguiente reportaje/video de BBC Mundo: La verdadera dimensión de la escasez en Venezuela

[iii] Para ilustrar el tema de la inflación recomiendo el siguiente reportaje/video de BBC Mundo: Inflación en Venezuela: así suben los precios día a día

[iv] Recomiendo dos videos muy didácticos, con visiones políticas distintas, tratando de explicar la situación actual en Venezuela: ¿Por qué continúa el desabastecimiento en Venezuela? y ¿Qué está pasando en Venezuela?. Es posible también leer algunas reflexiones más en mi publicación: Ambivalencias: Entre un salario mínimo a 12 dólares y un kilo de manzanas a 170 dólares.

 

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